La respiración en el Yoga
El pilar fundamental en la práctica del yoga es la respiración. A partir del control de la respiración podemos controlar nuestra mente y vivir el momento presente. Con la práctica diaria de la respiración profunda o yóguica se consigue mejorar la capacidad pulmonar, la relajación de los órganos internos, por lo tanto la mente se relaja y se puede tener una mejor calidad de vida.
Hoy en día no nos damos cuenta del valor que tiene respirar de forma natural. Es muy habitual en estos tiempos la ansiedad, miedos, frustraciones, cansancio y no sabemos muy bien qué hacer antes estas situaciones.
El estilo de vida que estamos viviendo no es precisamente relajado sino todo lo contrario. Tenemos hoy en día muchas ocupaciones y sobre todo preocupaciones que nos hacen sobrecargarnos tanto a nivel físico como a nivel mental. Parece ser que no nos damos cuenta de esta sobrecarga hasta que ya estamos en el límite máximo.
Tengo muchos alumnos que cuando vienen por primera vez a mis clases de yoga me dicen que no se sienten bien, que están desconectados, cansados, con dolores, etc.
Lo primero que hacemos en clase de yoga es una pequeña relajación para después empezar a conectarnos con la respiración yóguica. En este momento los alumnos empiezan a desbloquear las partes de su cuerpo que les impide que respiren bien. Todo este trabajo es una práctica consciente primeramente del cuerpo físico y poco a poco van entrando a través de la respiración en las capas más sutiles.
Desde el primer día de clase sienten que respiran mucho mejor, y empiezan a tener una mejor calidad de vida a todos los niveles.
La respiración es vida, es fundamental para vivir y estar sanos. No nos enseñan a respirar porque nacemos respirando de forma natural, pero poco a poco vamos perdiendo nuestra capacidad pulmonar y la manera de respirar bien.
La toma de conciencia del cuerpo, de los órganos, y de la respiración hace que puedas sentir cómo estás en cada momento y que te des cuenta cuándo empiezas a estar cargándote de esas tensiones diarias. Al darte cuenta ya no llegas a sobrepasar esos límites tan incómodos y pesados. Con la práctica que enseño a mis alumnos aprenden a poner más atención para no llegar a esos extremos y poder tener una vida más equilibrada.
Con esta práctica diaria de la respiración yóguica los alumnos empiezan a ser más conscientes de lo que les pasa a nivel corporal y emocional y de lo que pasa también a su alrededor. Es decir, tienen más capacidad de atención y concentración en cada situación que les pueda surgir en el día a día.
Raquel Moncho